Introducción
Los filtros crean versiones mejoradas y falsas de nosotros mismos. Cuando nos acostumbramos a vernos así, el espejo empieza a molestarnos. Lo que antes era una herramienta para divertirse, hoy afecta la salud mental de millones.
Estudios muestran que el uso excesivo de filtros está relacionado con baja autoestima, ansiedad social y deseos de cirugía estética.
Las redes nos bombardean con "caras perfectas", pero detrás hay algoritmos y retoques. Nos comparamos con modelos que ni siquiera existen.
Los filtros no son el problema en sí, sino cómo los usamos y qué tanto dejamos que definan nuestro valor. La belleza no debe medirse por una aplicación.
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