La danza contemporánea es más que moverse; es expresar lo que el cuerpo siente cuando las palabras no alcanzan. A diferencia de otros estilos, no busca la perfección, sino la autenticidad, cada paso y gesto nace desde adentro. Se baila con el alma, con el cuerpo completo, con lo vivido.
No hay reglas fijas, ni posturas obligadas. Lo importante es transmitir emociones reales: alegría, tristeza, rabia, libertad. Esta danza permite improvisar, equivocarse y encontrar belleza incluso en el desequilibrio y es una forma de conocerse a uno mismo a través del movimiento.
El vestuario en la danza contemporánea es sencillo, no se usa para lucir, sino para acompañar la intención de cada presentación. A veces se baila con ropa suelta, neutra o incluso descalzos. ¿Alguna vez nos hemos preguntado cómo sería hablar solo con el cuerpo? La danza contemporánea lo hace posible, nos conecta con lo que sentimos y con quienes nos ven.
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