15 de junio de 2025

El consumismo
Hay días en los que creemos que una compra puede arreglarnos la vida. Que ese par de zapatos, ese celular nuevo o esa prenda de moda nos va a hacer sentir mejor, más importantes, más felices. Y por un momento… tal vez lo hace. Pero al poco tiempo, la emoción se va. Y entonces buscamos otra cosa. Y otra. Y otra. Así funciona el consumismo: nos convence de que siempre nos falta algo. Vivimos rodeados de publicidad que nos grita que debemos tener más, que el éxito se mide por lo que mostramos y que si no estamos a la moda, estamos fuera. Nos enseñan desde pequeños que para ser “alguien”, hay que comprar. Pero nadie nos dice que, en ese camino, corremos el riesgo de olvidarnos de quiénes somos. El problema no es comprar. Todos necesitamos cosas para vivir, y también es válido darse gustos. El problema es cuando empezamos a comprar para llenar vacíos emocionales, para sentirnos aceptados, para tapar tristezas, para aparentar. Cuando usamos las cosas como muletas para sostener lo que no estamos enfrentando por dentro. Y mientras eso pasa, el planeta también paga el precio. Ríos contaminados, océanos llenos de basura, bosques arrasados… todo por sostener una producción que no se detiene. La ropa que usamos, muchas veces, fue hecha en condiciones injustas. Los objetos que tiramos sin pensar, tardan siglos en desaparecer. Duele decirlo, pero estamos comprando con la piel del mundo. A veces, lo que realmente necesitamos no se compra: tiempo de calidad, una charla honesta, salud mental, amor propio, abrazos. No están en una tienda ni en una caja. Están en lo sencillo, en lo real, en lo que no necesita etiquetas ni precios. Ser conscientes no significa vivir sin nada, sino aprender a elegir con el corazón y no con la presión social. Preguntarnos: ¿esto lo quiero yo o lo quiero para que otros me vean diferente? ¿Esto me sirve o me distrae? Porque a veces, mientras llenamos bolsas, vamos vaciando nuestra paz. Consumir con conciencia es un acto de rebeldía en un mundo que todo el tiempo nos dice “compra más”. Es también un acto de amor propio y de respeto por los demás. Porque al final, tener menos cosas puede dejarnos más espacio para lo que de verdad importa: vivir con sentido, con calma y con conexión.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario