Hay amigos que hablan con palabras… y otros que hablan con el corazón. El perro es ese compañero fiel que siempre está, sin importar el día ni tu estado de ánimo; su cola moviéndose es alegría pura, su mirada tierna es consuelo en silencio.
¿Cómo amar a un animal que ni siquiera pronuncia una palabra? Pues, sencillo. El perro no necesita hablar para tocar el alma; ama sin esperar nada, sin juzgar, sin condiciones. Su lealtad no está atada al tiempo ni al interés; es pura, constante y en su presencia hay una verdad silenciosa: el amor más honesto no siempre viene envuelto en palabras, sino en actos pequeños, en compañía callada, en miradas que abrazan.
Cuando sientes que no hay nadie a tu lado, ese animalito de nariz húmeda llena tu vida de amor, ternura, una compañía y una felicidad que no se pueden comparar con absolutamente nada ni nadie. El perro nos recuerda que la esencia de la vida no está en lo que se dice, sino en lo que se siente profundamente ¿y eso? eso es eterno.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario